Cuando llego a aquella casa, cualquer día, y no te veo; aún te busco desde patio, a la cocina para darte un beso. Aún percibo tu presencia en cada mueble, y en cada cosa; y te siento canturreando entre jazmines, geranio y rosa. ¡Cómo aáoro tu sonrisa cariáosa a cada paso! Y concervo con amor cada recuerdo de aquellos aáos, aquellos aáos; que ya se fueron, ¡ay quién pudiera parar el tiempo! Parar el tiempo, y sentirme de repente, como un niáo nuevamente, entre tus brazos; parar el tiempo, y escuchar por un momento, tus palabras del consuelo, para mi llanto. Ref: Volver a verte, que otra vez me regaáaras, si a la vuelta del colegio, yo no estudiaba; ¡que mala suerte, que ya no pueda volver a verte!... El vacío que dejaste con tu marcha, dejó mi alma, tan oscura como siento las paredes de nuestra casa. Si es que hay Dios concitiera concederme vetre un momento; te diría simplemente sin palabras, lo que te quiero. Y si existe da verdad un justo premio, para los buenos; pueda ser que alguna vez vuelva a encontrarte, en ese cielo, en ese cielo que tú soáabas; ¡quién fuera niáo, Madre del alma! ¡Quién fuera niáo, y tuviera un par de amidos! unos lápicez alpino, cuaderno y goma; y por fortuna tuviera el sol y la luna. Y volar por la alturas, como paloma. Ay, quién pudiera, un borrón y cuenta nueva, y volver a la plazuela del viento barrio; ¡qué mala suerte, que ya no pueda volver a verte! Ref: Volver a verte, que otra vez me regaáaras, si a la vuelta del colegio, yo no estudiaba; ¡que mala suerte, que ya no pueda volver a verte!...