No mientas te lo ruego,
dejame te lo pido,
dejame que yo siga
viviendo como estoy.
Bastante mal me has hecho,
bastante ya he sufrido,
habiéndote querido
con todo el corazón.
No es cierto, no me quieres,
no bajes la cabeza,
yo se que son de pena
los besos que me das.
Alguno te habrá dicho,
se muere de tristeza,
por eso es que has venido,
de lástima nomás.
Las noches que he pasado
pensando que volvías,
los días y los días,
así, con mi dolor.
Entonces con las manos
apretando el corazón,
lloraba y te llamaba,
en mi desesperación.
Hoy vuelves, pero tarde,
y mientes todavía,
qué infame y qué cobarde,
te ensaáas con mi vida,
que es una maldición.
No sigas, no comprendes,
que oírte me hace daáo,
que me hieren tus palabras,
lo mismo que un puáal.
Ahora te arrepientes,
después de todo un aáo,
que pudo tu cariáo,
ahorrarme tanto mal.
Dejame, no te acerques,
no ves como me miras,
que pena hay en tus ojos,
que enorme compasión.
Alguno te habrá dicho,
tal vez una mentira,
que alegre todavía
tu pobre corazón.