La ciudad de la flor y el mar dio por una noche abrigo a dos vagabundos que el azar unió con sangre sus destinos. Mágica montaáa era el lugar donde la noche abría caminos a los que no importaba lo divino si con él no podían tocar el deseo de lo prohibido -"No sirvo vida sino para soáar" pensaron al ver sus finuras: "Por querer quiero tocar, con los pies el cielo y con su boca si puedo". Ojos ufanos sonrisa de faltar crápula amiga que nos hizo recordar a un elegante gallo animal a dorada púa magistral para hacer el momento y crear el tiempo de olvidar el fallo que siempre quedó atrás sus pasos no quisieron dudar la espera perdía ya el sentido cuando la música solo dejaba escuchar la voz del averno que al pecar decía en alto sin gritar: -"Pon más cariáo y no sonrías que hoy te voy a encantar utilizando artes y mi luna verás como puede ser la vida que no quieres vivir porque el miedo a sentir algo no te deja ver más allá de tu cuerpo ni de tu verdad un instante dejando besar da paso al frío." Y los vagabundos sin dejar y sin olvidar que el tiempo corría sin parar no pudieron hacer más que reír detrás y dejar para el sol el final.