Tenía las hojas mustias
Sin vida rozando el suelo
Sufría la enredadera
Solita su desconsuelo
Mas vino el azul destino
Con Manos de jardinero
Y al lado de un árbol joven
Plantó su vencido cuerpo
Se amaron desde ese día
La enredadera y el ceibo
El ceibo le dio su apoyo
Su savia sus flores nuevas
Y entonces volvió a ser joven
Y bella, la enredadera
El ceibo buscaba el alba
Y el alba creció con ella
Si amó luego su hermosura
La amó primero por buena
Se dieron al imposible
El ceibo y la enredadera
Ahora son solo ahora
Amantes y compañeros
No piensan en el futuro
Con manos de jardinero
Persisten en el abrazo
Acumulando recuerdos
¡Qué pena quererse tanto
Y florecer a destiempo!
¡Qué Pena quererse tanto
La enredadera y el ceibo!
¡Qué lindo quererse tanto
La enredadera y el ceibo!