Entre la simple quietud del tiempo, la piedra resbaló
Esperaba un final muy especial, nada apareció.
Sin embargo se fue yendo
Ni se vino, y se vio en llamas lejos.
Viaja entre sus semejantes la piedra del sol
No se mueve ni se inmuta para ver el don.
De los hijos, de los seres
En su limitado espacio donde no entra luz.
La piedra que sólo vive para ella y no se deja enamorar.
Sóla y de sus semejantes la piedra quiere huir
Sin medir los abandonos que vendrán a surgir.
Sale de su lecho
Hacia el único lugar a donde sabe ir.
La piedra que sólo vive para ella y no se deja enamorar.