Sí, sé que alguna vez me buscaste, mas ahora partiré raudo a tu encuentro.
Innumerables los aáos de viaje, forastero fui en tierra hostil.
He visto en mi alma el dolor de los ojos ajenos.
Largo tiempo anduve para conquistar la cima del presente,
sin dejar lugar para el descanso de mi aliento,
las lágrimas, o cualquier placer.
Luché contra el canto de la sirena que surgía del palacio de las tinieblas.
La más horrible de las maldades siempre acecha,
el más cruel de los destinos me vigila.
Pero al igual que en la oscuridad, creo en el paraíso,
en la valentía y en el espíritu.
En una nueva luz que siempre me guíe.
Así es y será.
Per disciplinum mea, lux videbis, a través de mis enseáanzas verás la luz.
Pues tan sólo eso soy:
Anima Adversa
el alma que afronta