Vivo sola y estoy fuera todo el día
y en la cresta de la ola,
sin buscarla tengo siempre compaáía
para juegos, para copas,
para noches, para risas,
pero ahora he perdido la cabeza
por un tío que me quiere en exclusiva
y me asusta su firmeza...
Porque a veces una vida compartida
no es igual de devertida.
Ni te cuento ni te digo lo que siento
cuando pienso en mis amigos tan contentos
y yo en casa sentadita en la butaca viendo tele
y pensando en las cosas que he perdido
y me encuentro deprimida
porque veo que ni risas ni deseo,
sólo niáos y comidas...
Y comprendo que la vida sin marido
es mucho más divertida.
Cuando pienso en otras vidas me parece
que serán más divertidas.
Porque a veces una vida compartida
no es igual de divertida,
no es igual de divertida.