Qué me dices,
cantautor de las narices,
qué me cantas con ese aire funeral.
Si estás triste,
que te cuenten algún chiste,
si estás sólo,
púdrete en tu soledad.
Vete al cine,
cómprate unos calcetines,
date al ligue,
pero deja de llorar,
o es que acaso,
yo te canto mis fracasos,
sólo vengo a echarme un trago
y aún te tengo que aguantar.
Qué tortura,
soportar tu voz de cura,
moralista
y un pelito paternal.
Muy aguda,
hay que ver la mala uva
de esa letra que te acabas de marcar.
Qué oportuna,
inmunizas cual vacuna,
y aún no sabes
un par de cositas más;
que me duermo,
que me aburres con tus versos,
que me pones muy enfermo,
por favor no sigas más.