Una locutora en el televisor
se disculpa por la interrupción.
De repente se deja de oír su voz
y a la imagen se le va el color.
Se produce en el instante un apagón
y la calle es un gran descontrol.
Me susurras: "Mira, como en Nueva York...
Tengo ganas de hacer el amor".
Y en eso pasa un avión,
pasa un avión...
y pasa un avión.
Qué demonios chilla ese despertador
si aún no son las tres en mi reloj.
No es normal la luz que hay en la habitación
a no ser que haya salido el sol.
Calla, escucha ese redoble de tambor
o es el eco de alguna explosión.
Y me dices: "Ven, amor, olvídalo,
démonos el beso del adiós".