Estuve unos instantes con las alas quietas,
perdido en laberintos del "no sé, quizá, tal vez..."
sobre una nube de esas como de acuarela
me hacia esas respuestas que no se deben hacer.
Bastó ese breve tiempo de darse una tregua
para sentir de pronto una traición bajo mis pies.
El fuego de un relámpago quemó mis piernas;
las alas se salvaron y no sé muy bien por que.
Para vivir
en pie de guerra,
segundos fuera, segundos fuera...
que hoy por hoy, sigo aquí,
aquí.
Estuve unos instantes con la vela arriada,
perdido en laberintos del 'quien soy y a donde voy...'
creyendo que la mar se desnudaba en calma,
salte a sus humedades y le declare mi amor.
Basto ese breve tiempo de volver al agua
para sentirme envuelto por los vientos de un ciclón.
El odio de las olas desvió mi barca;
seguí la singladura que un albatros me marcó.
Estuve unos instantes con la guardia baja,
perdido en laberintos del "¿soy uno, dos o tres?"
absorto en esa duda no oí la campana
o acaso su taáido me evocaba mi niáez.
Bastó ese breve tiempo de volver a casa
para sentir un golpe bajo que me hizo caer.
La lona me beso mordiendo unas monedas;
la fuerza de aquel golpe me ayudo a ponerme en pie.