¿Qué voy a hacer, Señor, con este corazón que late tanto?
¿Qué voy a hacer, si busca a cada instante su quebranto?
No existen ya mayores advertencias que los daños
Que me causa el soñar, pretendiendo alcanzar tantos engaños
Díselo tú, Señor, que a mí ya es por demás, no me hace caso
Ya me cansé, después de soportar tanto fracaso
Voy a tener que negarle la flor de la belleza,
Para que aprenda a amar y me deje de dar tanta tristeza