San Benito de Palermo,
por la Virgen y el Seáor,
pedile a Don Juan Manuel
que me salve de este horror.
San Benito de Palermo,
ayudame por favor,
que ya me llevan para el banquillo
a los redobles del tambor.
¡Ya están, Seáor!,
de frente los Mazorqueros
que me van a fusilar.
¿Vendrá mi amor,
a darme el adiós postrero
en mi triste agonizar?
San Benito de Palermo
ya no tengo salvación,
se oye el toque del clarín
y está listo el pelotón.
San Benito de Palermo
muero por la libertad,
y ya que nadie escuchó mi ruego,
que me fusilen sin piedad.