¡Ave María, qué triste está esto! ¡Bendito, Tite!
Poco a poco se le fue acercando
Poco a poco se le fue sumiendo
Rematando su vieja esperanza
Fusilando toda su importancia
El animal su razón de fuga
Presintiendo que no ha de volver
Un extraño sin promesa alguna
En la tierra que le vió nacer
Extraño sin promesa alguna
En la tierra que le vió nacer
Arrimado en lo que fue tan dueño
Agregado en lo que poseía
Tan grande y se volvió pequeño
Dando marcha fuera cada día
(Tragedia la del jibarito, qué triste suena su le-lo-lai)
(Tragedia la del jibarito, qué triste suena su le-lo-lai)
El tiempo tiene razones
Para cruzar un camino
Y el hombre tiene un destino
Que le ha sembrado ilusiones
Obvias ciertas decisiones
De migrante que se aferra
Y en la lejanía que cierra
Las puertas para el regreso
Pero no deja por eso
De amar con alma a su tierra
Pero no deja por eso
De amar con alma a su tierra
¡Borinquero, te lo digo!
(Le-lo-lai, le-lo-lai, qué triste suena mi le-lo-lai)
(Le-lo-lai, le-lo-lai, qué triste suena mi le-lo-lai)
Él solo sabe que tiene
Derecho a tener lo suyo
Y a laborar con orgullo
Donde y cuando le conviene
Por eso viva mantiene
Una pregunta que aterra
Y sin dar gritos de guerra
Al que no logra entender
Por qué lo obligan a ser
Un extraño aquí en su tierra
Por qué lo obligan a ser
Un extraño aquí en su tierra
(Le-lo-lai, le-lo-lai, qué triste suena mi le-lo-lai)
(Le-lo-lai, le-lo-lai, qué triste suena mi le-lo-lai)
(Qué triste suena mi le-lo-lai)
En el campo mi gente, que tanto hay
(Qué triste suena mi le-lo-lai)
Parece que tiene luto mi le-lo-lai
(Qué triste suena mi le-lo-lai)
Se ven los bueyes y no hay carretas
(Qué triste suena mi le-lo-lai)
Bendito, mira, y jibarito ya no lo hay
(Qué triste suena mi le-lo-lai)
Canta conmigo y viva mi tierra
(Qué triste suena mi le-lo-lai)
Y la belleza que aquí se encierra
(Qué triste suena mi le-lo-lai)
Rompe el machete, deja la azada
(Qué triste suena mi le-lo-lai)
Dicen que en el campo la gente ya no está en nada
(Qué triste suena mi le-lo-lai)
Desesperado, a mí me pregunta:
(Qué triste suena mi le-lo-lai)
La tierra mía, ¿está difunta?
¡Je, je, je, y eso es así! ¿Y tú qué dices, ah, eh?