Era una cleptómana
De bellas fruslerías
Robaba por un goce
De estética emoción
Linda, fascinadora
De cuyas fechorías
Jamás supo el severo
Juzgado de instrucción.
La sorprendí una tarde
En un comercio antiguo
Hurtando un caprichoso
Frasquito de cristal
Que tuvo escancies raras
Y en su mirar ambiguo
Relampagueó un oculto
Destello ideal
Se hizo mi camarada
Para cosas secretas
Cosas que sólo saben
Mujeres y poetas
Pero llegó a tal punto
Su indómita afición
Que perturbó la calma
De mis serenos días
Era una cleptómana
De bellas fruslerías
Y sin embargo quiso
Robarme el corazón