Yo te traigo de vuelta muchacha,
la feliz serenta perdida;
y en el vals que el ayer deshilacha,
la luna borracha, camina dormida.
A los dos el dolor nos amarra
con el mismo cansancio dulzón,
palpitando en aquella guitarra,
la dulce cigarra de tu corazón.
Hoy ha vuelto ya ves y a su modo,
te despierta, cantando en sigilo;
las tristezas que doblan el codo,
nos dicen que todo descansa tranquilo;
asomate, no seas ingrata,
que la serenata te llama al balcón.
Serenata del barrio perdido,
con sus ecos de esquina lejana,
hoy que sabes que todo está herido,
tu mano ha corrido la vieja persiana.
Asomate otra vez como entonces
y encendele la luz del quinqué,
porque quiere decir en sus voces,
muchacha no llores, no tienes porqué.