No he podido borrar tus caricias ni tus dulces besos,
Que, en las noches de mis embelesos, me supiste dar.
Cuando juntos vivíamos un mundo lleno de alegría. Que hoy el destino ha tornado un eterno sufrir.
Y en esta angustia de saberte tan distante mi bien, sigo vagando por el mundo sin hallar un querer. Que este tormento mitigue, que haga renacer, nueva ilusión en mí.