Mi alma tenía sed
Que no podía saciar
Si tanta agua ves
Y sólo hay vanidad
Un relicario fue
Mis lagrimas
Mi pan
Hasta que en el final te conocí
Tuve que reconocer que sola no podía
Para decir basta
Tuve que quitar los miedos y la hipocresía
Para ser sanada
Gasté estos huesos
Y estos ojos en llorar
Sequé mi lecho con el velo que cayó