Una recién casada de lejanas tierras
Con la escoba barre, con los ojos frieg
Con la boca dice: -¡quién fuera soltera!
Una medianoche un dolor le diera
Un dolor de parto que morir quisiera
Maridito mío, tú que bien me quieres
A la tuya madre a llamarla fueres
Levántate madre del dulce dormir
Que la niña Rosa ya quiere parir
Si pare, que paria, si no, que reviente
Que para mi gusto mejor me conviene
¡Ay, esposa mía!, ¡ay la Virgen Santa!
¡Ni mi madre viene, ni tú te levantas!
Maridito mío, tú que bien me quieres
A la tuya hermana a llamarla fueres
Levántate hermana del dulce dormir
Que la luz del día ya quiere salir
Que la niña Rosa ya quiere parir
Si la niña Rosa pariera una infanta
Quiera Dios reviente hasta la garganta
Si la niña Rosa pariera un varón
Reviente de sangre hasta el corazón
Dímelo, pastor, tú que bien lo sabes
¿Por quién van tocando por ésas ciudades?
Por la casadina de lejanas tierras
Que murió de parto por no haber parteras
Por malas hermanas y peores suegras