Hoy vuelves del recuerdo, madre mía,
envuelta en la penumbra del pasado,
trayendo la nostalgia de los días
que en horas de placer hube olvidado.
Y al ver que fue tu amor, tu amor perdido
el único cariáo sin engano,
te llora más el corazón vencido
y busca en el olvido
tu palabra de perdón.
En el silencio triste
de mi fracaso,
resuenan tus canciones,
rondan tus pasos.
Y siento que retornas
pálida y buena,
para borrar las penas
de mi soledad.
Y en el milagro extraáo
de ser tu niáo,
revivo la presencia
de tu cariáo.
Perfume de tu pelo,
luz de tus ojos,
calor de tu consuelo,
rumor de tu voz.
Vendrás, siempre, vendrás,
a consolar mi mal
cuando mi cerrazón busque luz,
cuando mi corazón te nombre más.
Y sé que volverás
la mano en bendición,
trayendo tu perdón
en un beso de paz.