Tu ausencia me ha encerrado entre las sombras,
oscura realidad de mi abandono.
Me llaman desde el alba las alondras
y hundido en mi dolor ya no las oigo.
El eco de tu voz volvió cien veces,
tu mano en mi portal mintió un retorno.
Brillando para mí, soáé tus ojos,
visión de soledad y de dolor.
Canto ...
y tus pasos ya no vuelven a rodar por mi camino.
Canto ...
y en tus manos las caricias ya no tiemblan para mi.
Canto ...
por el cielo de tus ojos sin amor y sin estrellas,
por tu ausencia cerrazón en mi esperanza,
por tu amor que está dormido más allá de mi maáana.
Por tu olvido, soledad de noche larga,
por tu voz que ya no canta por el sueáo que murió...
Escrito en un poema está tu nombre.
Colgada en la pared tu cara buena.
Tus cartas escondidas en un cofre
y en un libro de Verlaine, tus azucenas.
Y junto a la orfandad de mi tristeza
buscando la humildad de los rincones
está la sombra larga de tu ausencia:
visión de soledad y de dolor.