Ronda de ases que no habrán de morir
en mi ciudad... Mientras se queje un violín.
Tinglado de barrio, farol de arrabal.
Aplauso de esquina. Telón de almacén.
Los tangos de Pacho, de Greco y Bazán.
El fueye de Arolas sangrando un querer.
La voz de Gabino payando en un vals
y el eco compadre de Carlos Gardel.
Ronda de ases que se fueron
y que siempre volverán
con el viento del recuerdo
que sacude mi arrabal.
Voces viejas que renacen
en la paz del corralón
y en la sombra de la higuera
y en el yuyo del zanjón.
Ronda de ases que no habrán de morir
en mi ciudad... mientras se queje un violín...
Llegó de Chiclana la piba del sur
y aquella Griseta llegó de París.
Cruzaron el tango bichitos de luz,
fracasos de seda, muáecas de spleen.
Contursi les dijo Mireya y Esther.
González Castillo, Manón y Mimí...