La luna pampa le entrega
su bastón definitivo,
Jorge Luis Borges, seáores,
nos lleva a sus santos sitios.
Van varios Borges en uno:
es el Dios de lo que ha escrito,
es otro el Borges mortal
y es otro que aún no ha nacido.
La historia y la fantasía
sus dones que son lo mismo
toreándose tras su frente
con atareados cuchillos.
Por calles de Buenos Aires
provocará el laberinto
del amor y los cabales
mitos di sueáo argentino.
Una voz cantó en Islandia
y otra allá en Palermo antiguo
para que Borges fabule
la angustia de un tigre liso.
¿Qué venturoso arrabal
del mundo lo ha recibido
que las deidades tanguean
en el solar de sus libros?
La rosa va en su solapa
y recordó cien suspiros,
él sólo recuerda un beso
que no fue correspondido.
Las mil y una noches criollas
lo nombran con su cariáo,
-Se nos ha muerto el poeta.
Y él dice: -No. No he podido.
Tenga Borges su milonga, sí,
con el respeto debido.