De amplia miel era su corazón en agraz y su boca locuaz como un viento fluvial. La corriente total de su sangre en acción la arrastraba en turbión convencido y caudal. No fue extraáa al telar, por la usina pasó, a la greda volvió, regresó de la mar y a mi lado durmió. Germinó con aquel resplandor maternal que la hacía panal y la henchía de ser. Y aprendió a comprender y comprendió al pensar y pensó al militar y militó al crecer. No fue extraáa al telar, por la usina pasó, a la greda volvió, regresó de la mar y a mi lado soáó. Cuando ardió la ciudad, cuando el tanque arrasó y su pueblo cayó traicionado otra vez la vi mucho a través de los meses actuar, trabajar, ayudar, desgarrarse los pies... No fue extraáa al telar por la usina pasó, a la greda volvió, regresó de la mar y... desapareció.