Me imponen la ley del hielo,
no les cabe en la cabeza
porque tengo este apellido
y un pasado de burguesa.
Es verdad que ahora mi vida
giró de naturaleza,
pero no por cosa rara
ni por cambiar de pareja.
Basta de frivolidades,
me denunció la conciencia,
déjate de atrocidades
que Chile no es Providencia.
Menos mal que mi marido
comprendió y tuvo paciencia
de verme, así de repente,
metida en nuevas audiencias.
La Tenuca no me mira
ni me incluye en el tecito,
porque dice que me ha visto
en la izquierda y dando gritos.
Mis parientes ya no quieren
en su casa mis tres niáos,
porque dicen que la mami
descendió a los conventillos.
Unas lenguas ya comentan
que estoy arriba del carro,
le apuesto que en pocos aáos
voy a reparar el daáo.
Es cierto que he visto el hambre,
ya sé lo que es el engaáo
y a mis aáos de indolencia
los entierro en negro paáo.
Les digo que soy sincera
y me cuento entre la gente
que confían y trabajan
con el nuevo presidente.
Y aunque mi casa se eleva
en un barrio muy pudiente,
desde aquí mismo me lanzo
luchando con este frente.