(A Róbinson Díaz L., obrero textil de Maipú)
Tengo ganas de reír,
tengo ganas de llorar,
tengo ganas de cantar
para mi gente.
Una mano que apretar,
un presente pa' cambiar,
un vacío que llenar
entre mi gente.
Y en el sitio del amor
abrigar el corazón,
una ofrenda para dos
entre mi gente.
Un paáuelo pa' bailar,
una tierra que sembrar,
una casa que habitar
entre mi gente.
Lo que pudo puede ser,
lo que deba suceder,
yo lo quiero conocer
entre mi gente.
Una fuerza natural
me acompaáa y me da paz,
el derecho de vivir
entre mi gente.
Y esta suerte de canción
que se vacía por mi voz
es amor, declaración
para mi gente.
Y esta suerte de oración
que se vacía por mi voz
es amor, declaración
para mi gente.