DE FRANCIA Y DEL MUNDO
Nos enviaste por el mundo para ser testigos,
Testigos del amor de Dios y su misericordia.
Nos enviaste a buscar, por todos los caminos,
A las ovejas del redil que aún están perdidas.
De Francia para el mundo
Tu misión se hizo grande.
El celo por la salvación de todos fue tu fuerza.
Te consagraste por amor a Dios y plenamente,
Para salvar a los que muchos
Llaman "imposibles".
ENVÍANOS, IGUAL QUE AYER,
Y LLÉNANOS DE TU VALOR,
PARA CURAR Y SOCORRER
A TODOS LO QUE ESTÁN CAÍDOS.
EN LA MISIÓN, QUEREMOS SER
LA CARIDAD DEL BUEN PASTOR,
QUE, SIEMPRE Y EN TODO LUGAR,
ACOGE A TODOS CON AMOR.
Tu decisión fue anunciar,
Sin importar distancias,
La Buena Nueva de Jesús, la fe y la esperanza.
Y con urgencia traspasaste todas las fronteras,
Para llevar amor ahí donde la vida clama.
Y, superando en el camino las dificultades,
Miraste cómo Dios te bendecía con hermanas.
Europa, América, Asia, África y Oceanía,
Ahora son testigos de tu sueño misionero.
Hoy, como ayer,
El mundo tiene hambre de justicia;
Y es, cada vez,
Más fuerte el grito de los excluidos.
No puede ser que nos quedemos
Tan solo mirando,
Tantas familias, niños y mujeres olvidadas.
María Eufrasia danos, hoy,
Tu audacia y tu coraje,
Para vivir la caridad y ser "buenas pastoras".
Queremos, como tú, decir
"yo ya no soy de Francia",
Soy de todo lugar en donde haya que servir.