En la mesa hablábamos despacio
Comíamos silencio, masticando sin hablar
En la mesa se ponían los cubiertos
Al lado de los platos con bordes nacarados
En la mesa había copitas de champagne
Un florero con jazmines, servilletas de algodón
(Por cierto) Estaban bordadas con hilo rojo de pasión
En la sala había diminutas porcelanas
Atrapadas en vitrinas de un limpísimo cristal
De mañana venía la señora, cuyo nombre no recuerdo
A ordenar, pulir y nuestro reino limpiar
Sacudía, abría puertas y ventanas
Entrando aire por botones, alfombra en el balcón
(Por cierto) Cómo me gustaba el detergente de limón
Éramos gente delicada y prudente
De un fino sentimiento y muy poco de mostrar
A nuestra manera éramos gente decente
Con ajena aspiración y agotada libertad
En la mesa éramos gente reservada
Dejando en los platos el resto por decir
Éramos gente delicada y prudente
De un fino sentimiento y muy poco de mostrar
A nuestra manera éramos gente decente
Con ajena aspiración y agotada libertad