Cuando con mis ojos negros veo buena carne
siento cómo todo mi cuerpo arde.
Léntamente empieza a desnudarse
y en su casa comenzó el desmadre.
Alguien llama al timbre, voy a ver quien es.
El ojo en la mirilla ...¡es su padre!
¡Me caguen diox! ¡El suegro!. A este no hay quien le pare.
Hoy voy por la ventana y, si hay alguien que se aparte.
Que pillote, casi se me cae hasta el cipote.
Por eso, en vez de ir a tu casa a follar
prefiero subir a la presa de Iturbaz.
Yo quiero subir al monte a baáarme
en la presa de Opakua una calurosa tarde,
porque allí hago todo lo que me sale
de la punta de aquello que le llaman glande.