Una lágrima, un silencio
Me ha dejado tu partida,
Un rastrojo el corazón,
Las manos quietas, caídas.
Estas manos color tierra
Con que rozao tus mejillas
Siempre velando tus sueños
Cuando a mi lado dormías.
Amalaya cuanta pena
Me ha dejado tu partida,
Una sed de andar caminos,
Y un sin querer a la vida.
Estas manos color tierra
Que temblando estremecidas
Se cobijaban de noche
En tus trenzas renegridas.
Las veo quietas, vencidas,
Descansar en mis rodillas,
No les encuentro acomodo
Como si no fueran mías.