Mis amigos cancioneros ya no habrá más serenatas que le demos a esa ingrata. Porque anoche me ha pagado el amor que yo le daba con una infame traición. A las doce sale el tren, que me ha de llevar muy lejos y no volveré jamás. Pero si algún día la encuentran le dicen que me he marchado ciego de tanto llorar. Si el destino me ha escogido para descargar en mi alma el dolor y la crueldad. No protesto sólo pido que me dé pronto el olvido con la muerte y nada más. Mis amigos cancioneros cántenme la que me gusta que me quiero emborrachar. En la vida escrito está que los que amaron sufrieron y los que aman sufrirán. Ya no habrá más serenatas.