Estaba en una calle tirao, de lejos los pude ver venir, la certeza exacta de que habrá jaleo, ¡uff! me niego a resistir. Hablando más de uno a la vez, buscando algún coche prestado, faltos de objetivos, nada aburridos, algo habrá que se pueda hacer. Vamos vagando de bar en bar en penitencia, para encontrar la propia alma envuelta en cristal en la botella vacía de Canadian Club. Cuando la noche se empieza a agrietar y ya te sabes que vas a encontrar, siempre habrá algún piso y un montón de discos en torno a los que charlar. Sobre la alfombra amaneces tirao ya sin tabaco y todo cerrado, suenan los Four Seasons Sorrows y Flamingos, te acaricia un rayo de sol. Guarda a tu chica, se puede enfriar, por las noticias del primer canal, sale un político en televisión, que lo ahogue la música del transistor. Y por el camino que lleva al Nou Camp pasan los Jets silbando una canción, sobre sus cabezas aúllan bombarderos, ha llegado el día después. Y sobre el cielo de la Diagonal ven las estelas que dejan tras de sí los pájaros negros sueltan en su vuelo un rumo de napalm letal. Nos despedimos quizás sea el final, quizá algún día los vuelva a encontrar, quizás si queda de pie algún bar, en la gramola fantasma se reunirán.