Ni los gritos pude oír
La gente suplicando
"Dios mío ¡ayuda!"
Sin saber que Dios es sordo
Y ciego al dolor
Nadie te va ayudar
Y rancio es el olor
Que desprende el suelo
Sangre y tierra
Los olores de mi pueblo
Que cae en olvido
Y en decadencia
No deja un muerto, deja diez
No estoy tuerto, puedo ver
Este desierto, la morbidez
Como mi mudez, como mi sordez
Suda el sol, ablanda la arena
Marcas en la pared, zumbidos que no escucho
Las balas calientes
Que cortan el viento
Cayeron cual lluvia
En medio del tormento