Una cucaracha se asomó por un rincón, me contó una historia radioactiva y de terror, mi martirio abrazo ya mi alma quiere arder y un grito desgarra mis oídos y mi fe.
Bajo el humo gris, de la desolación, la esperanza se murió, tú la asesinaste, tú la asesinaste.
Las paredes sangran y me miran siempre así, oculto mi rostro condenado a sonreír, un aroma fétido mis nauseas activó, el olor de la mentira marinado en el alcohol.
Y en la oscuridad, de esta habitación, ya no late el corazón, tú me lo quitaste, tú me lo quitaste.
Ya no queda nada de lo que un día fue, las sonrisas, las bohemias, las canciones que canté, aferrado a los recuerdos el pasado se esfumó, se fue dejando una nube que envenena al corazón.
Bajo el humo gris, de la desolación, la esperanza se murió, tú la asesinaste, tú me la quitaste, tú te la llevaste, no.