Quiero hablarles de una cosa
como sangre de esperanza,
que respira en nuestro pecho
y se mece como el mar.
Duerme siempre a nuestro lado
y acaricia nuestras manos.
Es pasión de libertad
y juventud, es mi amor.
¿Cuantas veces su retono
me arrancaba del camino?
¿Cuantas veces su destino
fue torcido hasta el dolor?
Mas volvió con su esperanza,
con su aurora a cada día.
Y hay que cuidar de ese broto
para salvar a los dos:
flor y fruto.
Corazón de estudíante
hay que cuidar de la vida
hay que cuidar de este mundo,
comprender a los amigos.
Alegría y muchos suenos
iluminando los caminos.
Verdes, planta y sentimiento,
hoja, corazón, juventud
y fe.