Tendré los ojos muy lejos
y un cigarrillo en la boca,
y el pecho dentro de un hueco
y una gata medio loca.
Un escenario vacío,
un libro muerto de pena,
un dibujo destruido
y la caridad ajena.
Un televisor inútil,
eléctrica compaáía,
la radio a todo volumen
y una prisión que no es mía.
Una vejez sin temores
y una vida reposada,
ventanas muy agitadas
y una cama tan inmóvil.
Y un montón de diarios apilados,
y una flor cuidando mi pasado,
y un rumor de voces que me gritan,
y un millón de manos que me aplauden...
y el fantasma tuyo, sobre todo
cuando ya me empiece a quedar solo.