Tres árboles caídos
Quedaron a la orilla del sendero.
El leáador los olvidó, y conversan
Apretados de amor, como tres ciegos.
El sol de ocaso pone
Su sangre viva en los hendidos leáos
¡y se llevan los vientos la fragancia
De su costado abierto!
Uno torcido, tiende
Su brazo inmenso y de follaje trémulo
Hacia otro, y sus heridas
Como dos ojos son, llenos de ruego.
El leáador los olvidó. la noche
Vendrá. estaré con ellos.
Recibiré en mi corazón sus mansas
Resinas. me serán como de fuego.
¡y mudos y ceáidos,
Nos halle el día en un montón de duelo!