Junto a una mancha
De agüita clara
En la pampa de fuego
Hay un pimiento
Que creció un día,
Sombra verde de ruego.
De pie peleando
Noches y días
Solo contra los vientos
Iluminaba
Con la porfía
De un mudo sufrimiento.
Yo le pidiera, ay sí,
Al que atesora
La jarra que agua encierra
Que la comparta, ay sí,
Para que vivan
Otros sobre la tierra.
Los camioneros
Pasaban raudos
Con un fulgor de cobre,
Pero al pimiento
Todos dejaban
Un vaso de agua pobre.
Y así la rama
Se fue estirando
Entre arenas y cielo
Para acogernos
Con la frescura
De su verde desvelo.