Los parques y las plazas fueron hechos
Para albergar palomas y parejas.
Capitana de besos y susurros,
Anémica regente de los sueáos,
La luna baja al mundo por su escala
Y deja quemaduras en el pecho.
Ella organiza un nudo con las manos
De dos desconocidos que se encuentran,
Se miran a los ojos y despiertan
Convencidos de haberse amado siempre.
Y en el palomar son dos palomas
En el hormiguero dos hormigas,
Dos águilas son en la alta piedra,
Dos pequeáos peces en la fuente,
Dos araáas que hablan de rincones,
Dos baguales sueltos en el llano,
Dos bocas hambrientas devorando
Un fruto caliente en el jergón.
Y unen sus cinturones, sus zapatos,
Sus cabellos, sus dientes, sus temores,
Sus pasados de niebla, sus presentes,
Sus futuros de niebla, bajo el árbol,
El árbol inicial, el primer árbol
Que habrán de recordar por tanto tiempo,
Sin saber que esa dulce bestia verde
Era en el aire la raíz del llanto.