Lo he soáado por ti, que eres altiva,
que eres frutal, que eres escandalosa,
y por eso pareces agua viva,
y por ello te aciertas asombrosa.
Lo he soáado por ti, mi rumorosa,
siempre luchando por la luz cautiva,
siempre volteando al sur las sediciosas
pupilas con su rabia selectiva.
Pensando en este invierno en nuestros lares,
yo he dado siempre por el sur las manos,
y por llevarte al sur lo que contengo.
No puede ser aún.
Si compensare, te pongo entre los pechos soberanos
mi conciencia, que es lo único que tengo.