Que un sueáo acabó, ya te dijeron...
pero no que todos los sueáitos, no.
Arrugar no es ir al saladero.
Pero ¡ay! mi viejo... ¡ay! qué rabia da.
Yo no puedo librarme
a lo que te debo como ilusión.
¡Ay! Si pudiera como si fuera un chico
emborrachar el ritmo de un maldito rock...
Pero hay un par de ojos inclaudicables
que valió la pena alquilar para ver.
Imaginá los planes que en mi mente están
tan sin dolor.
Esto ya...
... esto ya no es rock, mi amor: -es pura suerte-.