(A Marta Ugarte Román)
Los diarios traen noticias de que un crimen ocurrió,
hallaron a un ser humano sin aliento, sin calor,
brutalmente maltratado el cuerpo de una mujer,
¿cuál era su gran delito para esa suerte correr?
En la playa descansaba el cuerpo de una mujer.
Estuvo una noche entera, sólo el frío la cubrió,
su piel era un manto blanco que la luna acarició,
el mar le trajo un recuerdo pero el cuerpo no le oyó.
La muerte reinaba altiva dentro de aquel corazón.
Su piel era un manto blanco que la luna acarició.
El mar envuelto en tinieblas vio llegar al criminal,
lo vio llegar con su moda de terror y de crueldad,
el rastro del asesino el mar lo quiere encontrar,
también el cielo y las nubes y el viento de aquel lugar.
El mar envuelto en tinieblas vio llegar al criminal.
A esa mujer la conozco, una voz se oyó decir,
esa mujer es la vida que no se puede morir,
esa mujer es la tierra que hace brotar al maíz,
esa mujer no está muerta, pero se tuvo que ir.
A esa mujer la conozco, una voz se oyó decir.