Guardo toneladas de poesía explosiva
junto a mi cama
y una pistola cargada de miedo
bajo mi almohada.
Guardo palabras del infierno y del cielo
risas prohibidas
y gritos tan fuertes que parecen silencios
que hacen heridas.
Poesía, brujería
poesía, brujería.
Guardo las fórmulas de un viejo adivino
entre mis libros
que no se pueden pronunciar en voz alta,
o estás perdido.
Guardo las lenguas que consumen los hielos
en mi cabeza
y terremotos de oraciones
que no se rezan.
Poesía, brujería
poesía, brujería.