Ella, que con sus besos lima
Los afilados bordes de mi angustia de vidrio
Ella, profeta desarmada
Que sin cobrarme nada se enfrenta a mi peligro
Inútil es ante ella mi silencio
Pues oye cada cosa que no digo
Deshoja el argumento en que me escondo
Hasta dar conmigo
Espejo de un amor hecho distancia
Su rostro es el espacio donde vivo
En el desierto en que mi fe se arrastra
Por ella es que sigo
Ella, que sin rendirse insiste en regalarme
Sueños que mi razón resiste
Ella, que llena con abrazos los cínicos espacios
Donde mi pena existe
¡Joder, caló, caló!
Ella que a punta de besos lima
Los afilados bordes de mi angustia de vidrio
Ella, profeta desarmada
Que con sus manos de luna va
Enfrentando a mi peligro
Joder! inútil es ante ella mi silencio
¿Será que escucha las cosas que no digo?
Ella es calma y yo, pura tormenta
¡Ella, moneda y yo, un mendigo!
Lo que olvidé una vez ella lo encuentra
Y con profunda honradez me lo devuelve
Y aunque soy acertijo que atormenta
¡Ella me resuelve!
Redondo laberinto, el de la duda
Los pasos se convierten en castigo
En vez de intimidarla mi amargura
¡La bebe conmigo!
Ella, la sombra de mi sombra
La voz de mis palabras
La sangre de mi herida
Ella, que cada día me asombra
Con sus ojos de escuela
¡Que nutren e intimidan!