Corazones divididos por familias separadas,
Los resquicios de una lucha, hay arena ensangrentada. Van más de 40 años, y nadie dice nada,
En el desierto hay susurros de personas olvidadas.
Son las hijas de las nubes soportando la tormenta, resistiendo la opresión, las jaimas están despiertas. Llegará la autodeterminación, libertad como bandera, el poder de decidir es derecho de toda tierra.
La memoria va secando y las dunas lo señalan,
Bajo el sol siguen las huellas de una historia traicionada. Libertad como espejismo, sin permiso conquistada.
La vergüenza del reparto de una tierra abandonada.
Son las hijas de las nubes soportando la tormenta, resistiendo la opresión, las jaimas están despiertas. Llegará la autodeterminación, libertad como bandera, el poder de decidir es derecho de toda tierra.
Nacer mujer saharaui fue mi primer acto de revolución, apropiándome de las nubes para huir y refugiarme.
Convertir a mi melfa en aliada y combatir juntas.
Ahogarme en el llanto de mi abuela y transformarlo en esperanza. Fue echar raíces en donde me querían callada.
Fue ser intensa y jamás pausada.
Fue reconciliarme con mi pueblo y prestarle voz,
Cuando no le queda aliento que valga.
Fue irme, sentir rabia, anhelo y volver.
Volver a aquella niña que nació refugio, se apellidó revolución y creció lucha.
Noche de luna, hoy se miran las estrellas. Bajo el ritmo de tambores,
En desiertos no hay fronteras.
Son las hijas, de las nubes soportando la tormenta, resistiendo la opresión, las jaimas están despiertas. Llegará la autodeterminación, libertad como bandera, el poder de decidir es derecho de toda tierra.
Noche de luna hoy se miran las estrellas
Bajo el ritmo de tambores,
En desiertos no hay fronteras.